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sábado, 26 de diciembre de 2015

SIN RENUNCIA LOS SUEÑOS MUEREN EN LAS ALMOHADAS



La primavera agoniza,
y morirá como invierno y otoño, con plazos y excusas pendientes.
Y otro verano se gastará también.
La espera tiene como las estaciones, los días contados.
El hondo tajo desangra el reloj bajo la muralla de la duda
para ofrecer olvido, para transar contingencias,
matando las fotografías, todas y ninguna,
como certeza de los adioses, como rescoldo de la dicha.
Si no hay renuncia, si no hay llamada ni amnistía,
si no se convida un café, si no hay contrición,
no hay indulto.
Si no hay renuncia los sueños mueren en las almohadas
y quedan besos presos, versos sin verbo,
vientos confusos, huellas anónimas,
sortijas secas.



DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2015 de Rogger Alzamora Quijano

sábado, 19 de diciembre de 2015

QUIMERA DEL CIELO PROPIO



Y habrá de parecerles
la primera
canción con que soñaron.
Juan Gonzalo Rose - Primera canción
 
 
 
Que las gaviotas se vayan. Que busquen sus aires
menos fríos, más lejanos. No grises, sí amables.
 
Que no dejen de volar otros cielos. Nuevos cielos.
Que crucen los mares. Que roben auroras y arrecifes.
 
Que no mueran de poniente.
Que no irrumpan en el agua como el delirio en el amor.
 
Que olviden victorias y vuelos.
Que recorran sin miedo cielos lusos y nórdicos, balcánicos y andinos.
 
Que aprendan que la tierra se va y regresa.
Que no existe el cielo propio ni el azul excluyente.



DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2015 de Rogger Alzamora Quijano

martes, 1 de diciembre de 2015

AIJA, CIUDAD VIVA





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Aija es una ciudad viva.
No es un territorio olvidado ni un ignoto paraje.
Aija es una ciudad viva
en su gente laboriosa, en sus costumbres únicas,
en sus calles cómplices,
en sus crepúsculos indescriptibles. En su historia.
En la nostalgia por las riadas de enero a marzo.
En sus senderos íntimos. En sus huellas y secretos.

Aija es una ciudad viva en sus esquinas legendarias,
de conciliábulos y carcajadas.
En los collados de Shikin,
en la ventisca de Huancall y su intrínseca convocatoria.
En el hondo Monserrate de verdes encajes,
en la tenue ladera de Yeso y el Gabino Uribe,
raíces de orgullo y atávica sapiencia.

Aija es una ciudad viva en el benévolo Kopin,
teatro del fútbol, señuelo de caminantes,
en su pretérito que decora la memoria
con pencas esbeltas y sinuosas trenzas,
rumbo a Mellizo o al recóndito Boleo.

Aija es una ciudad viva.
Égida arquitectura, vibrato silencio.
Chuchún Punta, cumbre de la inmensidad,
alfombra de espléndidas rashtas,
mishihuetas y siemprevivas, adustas cashas,
deleite del espíritu, chacras generosas,
pastos abundantes, cumbres pletóricas,
cenit azul, sinfonía de paz.
Aija es una ciudad viva en sus cuatro vientos.

Abrazo del pasado perseverante y altivo,
soberano, hermoso, humilde y colosal
vertientes collar de esmeraldas, espléndida vastedad.
Llactún, Huinac, Pachaca, Huancapetí, Imán Macho, Imán Hembra,
Mallqui, Killayoq, Cruz Jirkán, Piruru Punta, Marcacoto,
Yana Weko, Mulluhuanca. Shuntur, Tiran Punta,
Pumacayán, Quishuar Punta, Incatanan, Huacapampa,
Llanqui, Anquilta, Paqos.

Aija es una ciudad viva, no un ignoto paraje.
Sus campos siguen floreciendo, renuevan sus primaveras,
eucaliptos que ondean y murmuran sin pausa.
Ulltus, arash, wewash, yukis y kullkus retozan como antaño.
En Mampaq, Uchku, Sipza, Pescado,
sus bunles convocan osados bañistas, deudores de su linaje.

Si el Río Santiago ya no es ruidoso, prístino, encantador, majestuoso, como antaño,
todavía Aija es el mejor refugio para el espíritu.
Se deja caminar, descubrir, soñar y bailar.
Ofrece el premio de su íntimo silencio.

Aija es una ciudad viva. Adorna el corazón con su sol risueño.
Regala frondosas colinas, mayestáticos arcoiris.
Sus aromas alimentan el espíritu, cuchicanka, huatia, cushara, shinti, papayanu.
Fumaradas sápidas invitan desde los techos.
Aija es una ciudad viva. Aija es un pueblo mágico.


DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2015 de Rogger Alzamora Quijano