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jueves, 15 de enero de 2015

LA FOTOGRAFÍA


Escribe: Rogger Alzamora Quijano


La fotografía viene del alma y hacia ella va. Hace su propio camino. Carece de sentido, si no revuelve el espíritu, si no punza el corazón. Una foto debe conmover, rebelar, enternecer, lastimar, repugnar, denunciar, transportar. Y en todos los casos invitar al silencio. Si no lo logra, debe ser borrada o quemada.

Una fotografía sirve como señuelo del pasado.

Al desgaire, sin entusiasmo u obligados por las circunstancias, los fotografiados se colocan ante la cámara. Unos posan con desfachatez, irreverencia, burla, otros con resignación, los más sonríen, gesticulan, celebran, ¡chisss! siempre feliz (aunque en realidad no lo sean ni lo estén).

Nadie sabe, se imagina ni sospecha, si esta fotografía será en el futuro desdeñada o cobrará vida propia. Quizá trascienda, o no. Tal vez vaya a parar al basurero, sea arrojada al fuego o borrada.

Puede que se la coloque ante una vela y una flor.
Puede que nos lleve hasta la nostalgia infinita.
Puede que nos inspire una oración.
Que se la guarde muy lejos de los demás y muy cerca de nosotros.

Una fotografía debe tener vida propia o muerte inmediata. Es la luz de la nostalgia, la nave del recuerdo, el espejo del pasado.

2 comentarios:

  1. "Nave del recuerdo, espejo del pasado" De no ser por las fotos, cuánto habría ignorado, y cuánto olvidado.
    👀 Moni.

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  2. E incluso viniendo del alma, pero de quien? ... podría ser, que a quien capturaste en esas imágenes ni siquiera fue conciente de estar allí. Sabes... nunca me han gustado las fotos, una antigua creencia es que el alma del fotografiado se queda atrapada... quizá a eso se deba mi renuencia a las fotos... o a que allí quedó mi alma...me has hecho reflexionar. Saludos, Rogger.

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