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miércoles, 24 de julio de 2013

LA CARTA ESCONDIDA




Si Facundo supiera que nunca deposité su carta en el correo, me abrazaría alborozado, nos emborracharíamos y tal vez hasta nos iríamos de putas.

Estaba escrita con una letra cuidadosamente dibujada sobre un papel amarillo, sin líneas.

Inigualable Flor:

Tu respuesta es una copa de veneno que no me mata. Dirás que porque ya estoy muerto, pero no, aún no. Estoy vivo a sabiendas de que la vida me tiene preparadas más celadas y estratagemas.

Después de tu última carta, me dio por dejarle al olvido la tarea de sostenerme. Caminaba largas horas, corría el doble, auscultaba obsesivamente las novedades electrónicas en los centros comerciales, me mimetizaba con la multitud, para no tener que pensar. No me cansaba, no tenía hambre, no echaba de menos mi cama y hasta olvidaba a mis perros.

Un frío jueves a las siete y treinta de la noche cuando regresaba del trabajo, aplastado en el penúltimo asiento del bus, subieron dos muchachos, uno con guitarra y el otro con charango. Se ubicaron en los extremos y comenzaron a cantar aquella melodía que alguna vez nos capturó en la olvidada caleta norteña. Sus voces no eran las mejores -quién sabe cuántas horas llevaban rasgando sus gargantas-, pero cantaban con oficio y le agregaban emoción.

Aguanté firme la primera estrofa, pero en la segunda tuve que mirar la ventana, la calle, la gente, la nada y el todo. Cualquier cosa, menos a ti. Cuando llegaron al estribillo ya había logrado poner en su lugar los hechos, a fuerza de recordar tus traición, tus desplantes, tus afrentas.

Terminó la canción y el bullicio apagó su secuela. Los muchachos pasaron el gorro. Les di un billete de a diez, por haberte extirpado de mí sin demasiado esfuerzo. Fin a tus ojos miel, a tus cabellos, a tus manos, a tu sonrisa, a tu mínimo talle, a tu cuerpo durazno, a tu hoy ajeno, al rincón donde nos sentábamos a conversar, a las canciones que nos hacían llorar.

Como puedes verlo, estoy vivo.


Facundo.



DE: CARTAS APÓCRIFAS, EL JUEGO DE LA VIDA Copyright © 2013 Rogger Alzamora Quijano

martes, 23 de julio de 2013

POEMA 7, A LA MENTIRA



No me despiertes.
Deja tu voz en mi almohada.

Si acaso no llegaras,
cierra las puertas de mis sueños.

Puedo dormir por siglos esta noche.



DE: 40 POEMAS Y OTROS TANTOS DESMANES Copyright © 1992 de Rogger Alzamora Quijano

domingo, 21 de julio de 2013

AL POETA



que se altera y muerde el anzuelo
que se oculta bajo un libro y muere en el intento
que se hunde para vivir y siempre retorna
que lame las estepas y duerme al sol
que aguarda con rigor el anonimato
 
un pez de aguas calientes
un loco sumiso
un caballo sin crines
un caballo sin viento
un paisaje sin ventana
claro de luna sin luna
 
por doquier o por nada
y sin embargo por todo
por el pie ajeno
por el ojo propio
por el amor de terceros
por las letras vanas
por las venas secas
sin rumbo sin dinero sin causa
sin vestigios
existir nada más
sin salir de la botella



DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2009 de Rogger Alzamora Quijano

miércoles, 17 de julio de 2013

A LA DESNUDEZ



Me recibirás desnuda.
Mis ojos recobrarán brillo ante tu temerario anagrama.
 
Me recibirás desnuda.
Primero pernoctaré sobre tus piernas
para que tus dedos laven mis traiciones
y tu respiración mis titubeos,
Después iré por tus cumbres,
cuando tu apetito estruje.
 


DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2008 de Rogger Alzamora Quijano

POEMA 4, A LA CONDENA



Mi cuerpo junto al tuyo
transpira y acude,
desea y enfrenta,
acomete y reincide.
Inventa,
dibuja,
planifica
la inminente explosión.

El desenlace corta desavenencias
con las uñas.
Mojas mi pecho y tiemblas.
Moribundo espero que recojas tu vida,
pedazo a pedazo,
y persistas.

Tu cabeza en mi pecho,
tu saliva, tus ojos,
tu pelo.
El día conspira,
las palabras suceden a los sueños.
Y los sueños presagian.

Me tocas,
me miras:
ojos de arco iris marrón,
verde,
azulado, amarillo.

Te miro
y agonizo.



DE: 40 POEMAS Y OTROS TANTOS DESMANES Copyright © 2003 de Rogger Alzamora Quijano

domingo, 14 de julio de 2013

FELIZ DE NO TENERTE MÁS...


Facundo,

Otra vez estamos en lo mismo.
Es la tercera crisis en menos de un año.
Otra vez me vuelves de hablar de madurez, sensatez y demás.
Ya no quiero escuchar si soy o no sensata y madura. Nada de eso tiene que ver con el amor. Ya no te amo. Tengo ahora –dices bien- un hombre que reclama respeto y el punto aparte con mi pasado ¿Dirás como el resto que es muy reciente? Sí, y la única explicación que puedo dar es que el amor que dije sentir por ti no fue tan profundo, pese a que yo misma lo creí así en su momento. Y lo digo por lo que ahora siento. Soy feliz, muy feliz. Facundo, soy feliz lejos de ti ¡Qué alivio!

Que no quede nada por decir, porque no habrá otra vez.

Te amé Facundo, no sé en qué medida, pero te amé. Por minúsculo que haya sido mi amor. Pasamos momentos fabulosos, nos divertimos.

Hoy me apena recordar tus palabras bonitas, frases inigualables que me regalaste en estos cuatro años. ¿Amenazas con enterrar en los mares más profundos tu amor por mí? Facundo, cuando lo hagas encontrarás el que yo dejé allí, el día que me fui.

Disparas al aire, sin darte cuenta que estoy fuera de tu alcance. Tus recriminaciones ya no sirven. Es verdad, la última vez que nos vimos yo me despedí con un beso y varios te amo. Pero, al caminar cuatro calles, me dije que ya no quiero sacrificarme por ti, ni con condiciones, ni sin ellas. Tal vez hace diez o quince años, pero no ahora. Perdona que te lo diga. Ya no quiero pagar el precio de la espera. Una espera que no paga.

Hace tiempo tuve que sacrificar a Lucas por tu causa. No lo merecía.

Ve por otros rumbos Facundo, ya no por donde sabes que suelo ir. No preguntes por mí. No guardes esperanzas. Hoy veintinueve, bórrame de tus recuerdos y de toda traza de mí. Ahora quiero ver si el hombre que tengo a mi lado puede adaptarse a mí. Si no, pues también adiós y mucha suerte. C'est la vie.

¿Que no te acompañé en momentos difíciles? Lo lamento. Fue coincidencia mi adiós y tu accidente. Deseo te recuperes pronto. He desconectado mi celular y todas las formas de conexión contigo. Tengo que hacerlo, estoy harta de ti.

Lejanos están los tiempos que peleaba con mi familia, mis amigos, y cuanta persona se me pusiera enfrente para defenderte ¿Qué conseguí? El aislamiento y la soledad. Hoy puedo tener todo en un mismo plato: el hombre que amo, mi familia y mis amigos. Te deseo suerte en tu autoexilio. Es el mundo al que dices pertenecer. Ambos, entonces podremos ser felices, aunque ya no juntos.

Finalmente quiero disculparme por haberte desprestigiado ante mis allegados. Fui demasiado lejos. No debí hacer caso a quienes me pedían tu cabeza. Buscaban regocijarse viendo cómo te desangrabas. Hice muy mal al darles lo que me pidieron, a costa de tu dignidad. Te ofrezco mis disculpas. No soy de arrepentirme o autoflagelarme por lo que hago.

Prefiero dar giros inmediatos a mi vida. Tú eres de los que eligen el ostracismo. Cada quien con su vida.

Adiós, Facundo Javier.


Flor

DE: EL JUEGO DE LA VIDA - CARTAS APÓCRIFAS Copyright © 2013 Rogger Alzamora Quijano

sábado, 13 de julio de 2013

VUELVE LLENA DE AMOR



Vuelve llena de amor vida mía. Deja para los necios la necedad.
Abarca con tu voz las guerras de los demás.
Como en la infancia abraza tus raíces, tus chacras, tus mieses.
Tus sueños de flores y espinas.
Llama a las ovejas, camina con los perros,
grita a la puna los nombres de tus abuelos,
calienta tu fe en el hornillo de la estancia.
 
Vuelve llena de amor vida mía.
Para ganarle a la desdicha, aplastar el rencor y las dudas,
aferrarte primero al presente, porque el pasado hiere.
Para llorar sobre la sangre de mil batallas perdidas, y después
levántate galardonada por el martirio.
 
Vuelve llena de amor vida mía.
La noche es un camino severo, la madrugada no.
Lava la angustia en la soledad sin que nadie te vea.
Mas, después que se haga la luz busca el azul certero y diáfano.
 
Vuelve llena de amor vida mía. Deja para los demás el encono.
Renuncia a las someras urgencias, ignora los repliegues de la piel.
Luce tu belleza de gualdo cáliz, infinita como el ojo de la noche,
magnífica como la piel de la flor.
 
Vuelve llena de amor vida mía.
Con la libertad como bandera.
Libertad para pensar, creer y renunciar.
Para vivir sin verdugos, altiva gacela.
Libertad para callar y esconder.
Para temer y llorar, sufrir y reincidir.
 
Vuelve llena de amor vida mía.
Careces de todo, menos de ti.
 


DE: BITÁCORA DE LA FELICIDAD Copyright © 2013 de Rogger Alzamora Quijano

martes, 9 de julio de 2013

EL ADIÓS DE FLOR



No voy a dar demasiados detalles sobre esta misiva. Sólo diré que se trata de un paquete epistolar que llegó a mis manos desde una de las partes. Ambos son mis amigos. Aquí una carta de Facundo.

Amada Flor, después de cuarenta y cuatro horas de durísimo silencio recibí tu carta. Quizá si hubiera llegado antes, quizá si hubiéramos hablado antes de que yo atravesara el infierno, pero la vida se ha hecho también para errar, equivocarse y perder. Te escribí sin detenerme en la sintaxis, la ortografía ni ninguna de las formas que siempre cuidé en mis notas. Debo haberme trastornado cuando te fuiste sin decir nada, para después regresar a casa luego de dos días, arrogante y fresca. Esperaba que estuvieras junto a mí en mis angustias, como yo estuve contigo cuando tus tragedias.

Flor hermosa, todo lo que se gana no tiene sentido frente a lo que se ha perdido. Eso se sabe después, cuando una y otra vez comienzan a regresar los recuerdos, la necesidad urgente, los besos ausentes. No cambias Flor. Te ha sido dado de ese modo, tal vez desde cuando tuviste que cargar con vidas ajenas, fracasos impropios y tristezas genéticas. Sabes por demás que desde que te vi te amé sin dudarlo, con lo mejor de mí. Yo, que había vivido una soledad vegetativa, un terco autoexilio, apenas oí tu nombre condoné mis carencias por esperanzas. Con un austero expediente bajo el brazo desempolvé mis caricias y mi entrega total hasta dejarlas relucientes, para ofrecértelas todas. Me dijiste entonces que no necesitaba ofrecerte nada porque todo te lo estaba dando. Y yo te creí. Era la frase más bonita que había escuchado jamás, porque te hacía insuperable. Como nadie, tú valorabas el amor incondicional. Creí haber entendido que no necesitabas sino amar y dejar que yo te amara sin convencionalismos ni apariencias, pero ahora, a la luz de los hechos, veo que no fue eso lo que querías decir. Mis gestos, que en un principio adorabas ya te resultaban falsos, sobreactuados y malintencionados, la certeza de mi amor ya estaba en duda. El futuro que habíamos trazado se cayó como una casa de galletas. Mis palabras te inoculaban veneno, comenzaste a solventar la idea de que mi sola presencia te sentenciaba, las horas que pasaba frente a ti eran el cuchillo que destazaba tu tranquilidad; la magia de nuestros sueños de transformó en noche de espanto. Te dedicaste a confabular creyendo estar descubriendo un lado oscuro que nunca tuve.
De ese modo obsesivo acopiabas los ingredientes de una magistral receta para destruir el amor.

Te veo y no puedo evitar verte. Luces bonita, como siempre te dije, haces honor a tu nombre: Flor, la más bella flor. Muestras con orgullo los inequívocos dientes de la felicidad. Luces radiante y promisoria, trepada sobre el tren de la vida y saludando triunfante con los pétalos de luz que son tus manos. No hago más que adherirme a tu gesta, aunque todavía tengo mi herrumbroso y malherido amor enquistado bajo la piel. Siento una especie de dramática felicidad al verte así, porque no existen argumentos para que alguien como yo -que conoció el amor en tiempos de desdicha universal- sea mezquino con quien le procuró un planeta de felicidad. Yo, el dragón de siete cabezas, me he ido retirando a mi antiguo mundo subterráneo de silencios recurrentes y sempiterno crepúsculo, que no es ajeno para mí, es amigable. No es un castigo, es una solución. Soy para ti el monstruo que desvirtuó tu panacea para ofrecerte un raquítico tesoro de migajas de amor eterno, el poeta rural que te bañó en insignificantes y encendidos versos, el rufián que te otorgó infames perdones que una reina como tú no necesita ni espera. El despiadado advenedizo a quien dices no conocer más.

Sé por amigos comunes que estás feliz con alguien a quien encumbras y luces orgullosamente. Disfrútalo, duerme caliente a su lado, abre los ojos a un desayuno listo, llora en su hombro y siéntelo llorar al mismo tiempo, deja que se preocupe por tus ancestrales heridas, siente en tu piel su miedo de perderte, recíbelo con una sonrisa cada vez que te espere, te cuide y vaya contigo al trabajo, recibe a diario toneladas de caricias, sabores y comidas inventadas, abrazos huérfanos y calor en tu casa.

Tengo en las manos el adiós subrepticio que tiempo atrás me entregaste cual néctar dulzón y exquisito. Como sabes bien, lo bebí hasta la última gota. Hoy, todavía no termina de matarme. Lo tengo regando mis venas todo el tiempo. Durante las noches regresas a mis sueños, vestida unas veces como digitalis purpurea, otras como blanquísima hortensia. Dime si no vuelvo a ser imprudente y suicida al permitirte envenenarme también en mis sueños.

Tengo en mis manos tu adiós pero solo hasta sacudirme de la adicción. Cuando suceda, cortaré con mis propias manos el cordón umbilical que me alimenta de recuerdos, nostalgia, atenuantes y perdones. Mataré uno a uno suspiros, fotografías, sensaciones, y todo lo que tenga trazas de ti. Hundiré mi amor en la ignota Fosa de las Marianas, tumba real para algo irreal.

Esta tarde te volví a ver, ibas cantando una canción ajena. Te seguí de cerca. Tu caminar sigue siendo sencillo, sensual y delicado, tu cabellera nogal es hermana del viento. Llevabas el bolso que te enamoró apenas lo viste -lo recuerdo-, y unos botines azules que no han cejado en su altivez. Caminé tras de ti sin que lo notaras. Necesitaba ir escribiendo allí mismo -en mi mente- la carta que hoy pondré en tu buzón. Luego me quedé parado, confuso, y no te vi cuando desapareciste. Cuando la recibas -calculo será el veintinueve- habrá muerto mi sueño en las profundidades del mar de Guam.

Hasta entonces, Facundo.

DE: CARTAS APÓCRIFAS (EL JUEGO DE LA VIDA) Copyright © 2013 Rogger Alzamora Quijano